A lo largo de toda nuestra vida, hemos de reconocer que
soltamos, unos más que otros, muchos tipos de mentiras. Todo depende de la
situación en la que estemos, el lugar, y quien sea nuestro interlocutor o
interlocutores.
Muchas de estas mentiras, son emitidas sin apenas pensarlas,
otras las decimos y casi llegamos a creérnoslas porque, seguramente, es algo
que nos gustaría que fuera real. Otras esconden nuestros secretos más oscuros,
van muy unidas a las anteriores.
Luego están las educadas, las burocráticas, las que te
salvan de algún lío, las que no se manifiestan, es decir, las mentiras por
omisión o mentiras por confirmación del otro, las bonitas, las que van a matar…
En fin, que tenemos un montón de posibilidades donde escoger como, cuando,
donde y a quién.
Alguien puede pensar que no es mentiroso o que intenta ser
honesto al máximo, y eso está muy bien, pero, si nos paramos a pensar,
encontraremos muchas más mentiras de las que conscientemente podamos haber
dicho.
No es algo malo sino que es una característica que nos
define como humanos pensantes.
Así que, llegamos a dos grupos importantes. Las mentiras por
necesidad y las que dan gustito, las que decimos porque nos da la gana.
Esas últimas son las que, al fin y al cabo, podemos controlar
y evitar, cosa que aconsejo fervientemente porque, para algunos, llegan a ser adictivas.
Las mentiras por supervivencia siempre serán más
perdonables, habría que valorar cada mentira en su contexto, cosa que es
imposible, eso debemos hacerlo nosotros mismos.
“- ¿Cree usted que es ideal para el puesto de trabajo? – Por
supuesto, creo que aquí desarrollaré todas mis aptitudes”… por favor.
¿Quienes mienten más en mi opinión? Teniendo en cuenta que
hay muchos grupos, los que mienten por trabajo son los más escandalosos:
comerciales, vendedores, políticos,
negociadores….este grupo debe conseguir algo para su beneficio, para cumplir
números, para comprar votos y tener éxito.
A todos nos han picado a la puerta de casa algún comercial y
nos ha intentado agasajar para que firmemos un papel, siempre “comprándonos” con
el “¡¡¡¡pagará usted un tanto por ciento menos en su factura!!!!” : MENTIRA.
A todos nos han parado por la calle para darnos un folleto
con programas políticos incomprensibles que son MENTIRA.
A todos nos ha dicho una vendedora que nos queda bien algo:
MENTIRA. Luego en casa, abres los ojos y descubres que eres una morcilla atada
por medio.
Yo las llamo fraudes y son imperdonables. Así que, si alguien debe conseguir algo de ti para llegar a su meta....sospecha.
Luego tenemos las mentiras indiferentes. Las que, las digamos
o no, no afecta a nadie. Quedo bien o mal, según el que la reciba, y punto.
Estás son de lo más tonto y realmente no vale la pena ya que, al final, la
mentira únicamente te la dices a ti mismo. “Si, estuve en París hace muchos
años, ya ni me acuerdo”, en realidad fuiste a Lloret pero París queda como más
elegante.
Las de los secretos más oscuros. Me paro en ellas ya que son
las más interesantes para mi. Estas mentiras se pueden decir o simplemente
pensar. Puedes manifestarlas a alguien en una conversación o tu puedes hacerte
una historia en tu mente para llegar a una meta o buscar la paz interior.
“- ¿Estás bien? – Si,
estoy bien” Algunas respuestas sinceras serían mucho más complicadas de lo que
podamos imaginar. Embarcarían una serie de traumas, fobias, penas y desgracias
que el que pregunta quizá se arrepentiría de haber preguntado.
“Tu padre fue un buen hombre hijo mío” Bueno, quizá no pero
está muerto, no le demos más vueltas. El recuerdo de un buen padre en vida es
mejor que un mal padre vivo (un mal padre en mayúsculas, se entiende).
“El lunes empiezo la dieta”. No necesita explicación, creo.
¿Cuántas veces nos la hemos dicho a nosotros mismos?
Mentiras y más mentiras.
Forman parte de nuestra vida como el comer o respirar. Si
no, haced la prueba. Id apuntando las mentiras que soltáis al día, a ver que
tal…os aseguro que, sin daros cuenta, si sois sinceros con vosotros mismos, la lista será muy larga...
Y, para terminar, un interesantísimo vídeo de Pamela Meyer. Habla
sobre esto, precisamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario